Diez momentos y tres fases para el «huevo de Kostolany»
Si algún especulador me apasiona, ése es André Kostolany. Todo cuanto he leído de él y sobre él me reafirma en que su visión del mercado era la correcta y eso que él era un «contrarian» radical y yo soy en teoría un seguidor de tendencias. Me contento pensando que en algo sí soy parecido y es en que cuando los indicadores de amplitud me dicen que hay que entrar, en la mayor parte de las ocasiones estoy actuando como un «contrarian» y siguiendo el modelo del huevo.
Este genio acuñó algunas perlas que merecen ser tenidas muy en cuenta, como aquella que reza de «quien no se ha arruinado al menos un par de veces no es un especulador», aunque lo dijera para justificar que se arruinó tres veces, pero si algo me fascina de cuanto aportó es su teoría del «huevo». Comprar barato y vender caro ha sido siempre el modelo para el éxito en Bolsa, pero Kostolany lo llevó un paso más allá al establecer gráficamente el ciclo bursátil y la psicología de la masa.
Y ahora que lleva una semana cayendo el mercado europeo viene muy al caso recordar un poco qué decía Kostolany y qué han dicho posteriormente muchos autores dedicados al psicotrading. En esencia y gráficamente viene a ser esto:
Son, en esencia, diez momentos, caracterizados cada uno por un estado de ánimo del inversor medio respecto a la evolución de su inversión. y tres fases, que se caracterizan por lo que los inversores no profesionales piensan respecto de su inversión.
Kostolany decía que el momento de empezar a comprar era cuando se podía oler el pánico de los inversores en general y que el momento de empezar a vender era cuando la masa llegaba al punto de la excitación. Por tanto, él llenaba el zurrón justo en el momento en el que la masa se preguntaba eso de «¿Cómo he podido estar tan equivocado?» y vendía cuando hasta su vecino más tonto le contaba lo listo que había sido invirtiendo en Bolsa.
Y como soy periodista, no puedo dejar pasar por alto la asociación que hacía de los momentos bursátiles en función de las portadas de los periódicos. Mantenía que un buen momento de compra se produce cuando los periódicos llevan a sus portadas la noticia de la hecatombe bursátil y anuncian que las puertas del infierno están abiertas de par en par para quien no se arroje del tren en marcha, sin esperar a que pare. Por supuesto, el mejor termómetro para comenzar a pensar en vender era cuando los periódicos coincidían en sus portadas publicando los nuevos máximos conseguidos por los índices y animando a la masa a subirse al tren antes de que pase de largo. No le gustaban los indicadores del análisis técnicos y prefería guiarse por los indicios de sentimiento que encontraba en los periódicos y en los restaurantes que frecuentaba.
A buen seguro que este fin de semana encontramos algún análisis ya sobre la caída de la Bolsa más allá de los diarios económicos. Según Kostolany, cuando se encuentre en todos algo así sería el momento de empezar a comprar. Todavía no percibo pánico y casi seguro que no hay unanimidad en los diarios de información general para dedicarle a la caída de la Bolsa más espacio que el que habitualmente se dedica a los mercados en los fines de semana. Pero todo llegará, y no necesariamente en fin de semana, animando la publicación de tan negros augurios a que los que habían resistido vendan y se provoque un día de capitulación. Y más o menos un día o dos después, los indicadores de amplitud nos dirán que es el momento…
En lo poco que llevo en esto ya me he comido la cáscara de ese huevo varias veces. ¡Y algunas en el mismo día!
Pues si, no hay mejor termómetro para la bolsa que la psicología de las masas. Eso seguirá funcionando mientras que los hombres sigamos siendo hombres.
Eso es, y que no se nos olvide que compramos y vendemos a otra gente, quiero decir que hay que vender cuando alguien todavía está dispuesto a pagar más del precio al que están los activos que llevemos.