Mirando al mercado con otros ojos

Cuando uno se acerca al mundo de la inversión en los mercados de valores busca ganar dinero. Unos tendrán el objetivo de darse un capricho, otros simplemente que les rente más que en el banco y una minoría querrá ganar lo suficiente como para hacer de ello su modo de vida. Yo llegué casi por casualidad. Soy periodista y durante muchos años, demasiados ya, me dediqué a la información económica. Gracias a esta actividad me acerqué al mundo del dinero y certifiqué que mi abuelo llevaba razón cuando decía aquello de que «hay una vida mejor, pero es más cara».

Hice información sobre empresas, sobre macroeconomía y finalmente sobre Bolsa. Y fue la Bolsa lo que me cautivó. Los entresijos del dinero están en la Bolsa y las oportunidades de ganarlo, también. Por poner un ejemplo claro, Amancio Ortega creó un imperio, pero no fue realmente rico hasta que no lo sacó a Bolsa. El mercado da y quita, a veces con justicia y otras no. Tiene sus propias reglas y sin conocerlas es imposible adentrarse en este mundo del dinero.

Mi curiosidad me llevó a realizar las primeras inversiones y a darme cuenta de entrada de que nada de lo que me habían contado sobre el dinero es cierto. «Mete tu dinero en el banco, ahorra», me decía mi padre. «Y con ese ahorro mío, que no crece lo que debiera, mi banquero va a vivir a cuerpo de rey y encima trata de cobrarme por ello», apostillo yo. Primera lección, el banco no es precisamente tu amigo y dejarte guiar por eso que ahora llaman pomposamente ‘gestores personales’ es lo peor que puede hacer uno con su dinero.

Así comencé a investigar sobre cómo invertir para conseguir que mi dinero rentara más que en el banco. Segunda enseñanza: no es cierto que sea complicado. Requiere dedicación y esfuerzo, pero no es tan complicado como nos han contado, seguramente para que los bancos sigan manteniendo el monopolio de la explotación de nuestro dinero.

Llegué a la fase de ‘búsqueda del Grial’ por la que tiene que pasar todo trader que se precie. Operé intradía con futuros, busqué sistemas de inversión de más largo plazo, investigué sobre indicadores hasta llegar a desarrollar algunos (que, por cierto, resultan más efectivos que la mayoría de los que conozco)…. Leí todos esos libros que todos hemos leído y confieso que muchos de ellos me dejaron ese amargo sabor de haber perdido el tiempo…

Probé y probé hasta llegar al convencimiento de que el Grial no existe y fue entonces cuando derivé mis objetivos hacia la ‘esperanza estadística positiva’. No existe el sistema perfecto a no ser que tengas acceso a un programa de esos de alta frecuencia que usan los bancos para hacer mangas y capirotes con el mercado, así que hay que buscar por otro lado, porque ningún banco va a compartirlo con un tipo como yo.

Estaba en el camino y en ese camino quiso la casualidad que encontrara a Ángel Matute, un tipo que no miraba al mercado desde la perspectiva del precio y que me enseñó a mirar esto de la Bolsa con otros ojos. Me honró con un amistad y tengo con él una deuda de gratitud impagable.

«Aquí mandan los americanos, así que hay que centrarse en lo que pase en su mercado» me dijo. Y me demostró cómo contando los valores que suben y bajan cada día en la Bolsa americana se podía conseguir mucho más que investigando con la aplicación del estocástico o el RSI. Descubrí los indicadores de amplitud y a buscar los indicios sobre lo que el mercado iba a hacer desde otra óptica.

Me familiaricé con mi compañero inseparable en los últimos tiempos, el Oscilador McClellan:

Resulta curioso ver cómo cuando el Oscilador McClellan, que mide la relación entre los valores que suben y bajan en el mercado, está por encima de cero, el mercado tiende a subir y si está por debajo de cero tiende a bajar. Es el indicador más fiable para monitorizar el ‘market timing’ del mercado, haga lo que haga el índice.

Con este punto de partida, Ángel y yo nos pusimos manos a la obra. Había que crear un sistema fiable basado en indicadores de amplitud. Para semejante cometido teníamos ilusión y una tabla de Excel con los valores que suben y bajan en el mercado americano desde tiempo inmemorial.

Cuando conseguimos algo lo suficientemente bueno como para que la esperanza estadística no solo fuera positiva, sino muy positiva, escribimos un libro que solo se ha vendido a través de internet en formato PDF porque los macrográficos que obteníamos con la tabla de Excel hubieran llevado a un precio prohibitivo de tener que publicar el libro en papel y en color.

Varios cientos de inversores españoles y algún otro iberoamericano nos han honrado con su aliento comprando el libro y empujándonos a seguir en la investigación. La siguiente fase fue intentar que un graficador pudiera reflejar lo que habíamos conseguido con una simple tabla de Excel y tuvimos la fortuna de que se formara una pequeña comunidad de entusiastas en nuestro foro en la que un par de programadores o tres han conseguido un salto exponencial:

Para alguien como yo, sin conocimientos de programación, casi parece magia que aparezca una flecha en un gráfico para decirme que ha llegado el momento. Gracias a José Manuel se han filtrado señales para acotar más aún la esperanza estadística y gracias a Óscar hemos podido ampliar esta manera de ver el mercado con otros ojos al mercado europeo, ya que nos programó un complejo sistema capaz de contar valores que suben y bajan en cualquier mercado del que tengamos datos.

Resulta que, con los matices que cabe esperar, también funciona en los mercados europeos. En mi post anterior pudimos ver cómo las Líneas AD de los mercados europeos anticiparon la caída que está viviendo el mercado en el Viejo Continente. Se ha roto el mito de que los indicadores de amplitud no funcionan en los mercados europeos. Lo que ocurre es que los datos de que disponemos para estos mercados son lamentables, demostrando que seguimos a años luz de Wall Street.

Mirando al mercado con otros ojos, hace un par de semanas mi siempre admirado José Luis Cárpatos hablaba de que un máximo del Dow Jones no era muy fiable porque había pocos valores en máximos en el índice. Recogí el guante y me propuse demostrar si esa teoría era verdadera o falsa, porque filosóficamente era impecable. Construí un indicador que contara los valores que están cerca de máximos y resultó que era una verdad como un templo.

Seguimos en el camino, porque nunca se acaba. Mirando al mercado con otros ojos hemos podido ver y publicar cómo el último máximo conseguido por el S&P 500 era pura manipulación y que el mercado caía en realidad. Cualquier índice ponderado y negociable es manipulable, en cambio, el conjunto del mercado es imposible manipularlo y esa visión solo se consigue contando los valores que suben y bajan cada día. Por cierto, que ayer bajaron el S&P, el Dow y el Nasdaq 100 con más valores subiendo en Wall Street de los que bajaban…

NOTA DEL AUTOR. Todo lo expuesto en este artículo es fruto de mi análisis, que es el resultado de años de formación y trabajo. Lo comparto exclusivamente con fines didácticos y no representa en absoluto una invitación a realizar operación alguna en el mercado, ni con acciones ni con ningún otro instrumento financiero. Si quieres profundizar en el estudio de los indicadores de amplitud, tanto en nuestro libro como en nuestro foro encontrarás las herramientas necesarias para hacerlo. Si necesitas una primera aproximación, nuestra Guía Rápida del Sistema puede servirte como aproximación a lo que hacemos.