Stop loss y Oscilador McClellan

Si yo estuviera largo en el mercado estaría considerando seriamente un ajuste de los stop loss por lo que pudiera ocurrir, que invertir en Bolsa no es sólo poner el dinero encima de la mesa comprando o vendiendo tal activo, es seguir de cerca tu posición para garantizarte la máxima ganancia posible en función del plazo deseado para la inversión.

¿Por qué ajustar los stop loss? La verdad es que cualquier inversor medianamente avezado cuando ve el techo redondeado y la pérdida de rango en el gráfico de los índices americanos ya tiene el primer punto de atención. Es un dibujo muy conocido de agotamiento y aunque no tiene por qué avisar de grandes caídas, sí suele preceder a recortes que, si uno va a corto plazo, debe evitar.

Si la opción es el largo plazo, es posible que el ajuste del stop sea más lejano, pero no debe dejar de analizarse la situación, especialmente si la posición lleva ya tiempo abierta en nuestra cartera, que una cosa es el largo plazo y otra el plazo eterno.

Cómo usar el Oscilador McClellan para ajustar stops

Pero al margen de mi recomendación, que tiene un valor más bien escaso dado que todo el que tiene boca se equivoca, lo importante es apreovechar el momento para tratar de explicar cómo usar el Oscilador McClellan para el ajuste de stops:

• Lo primero que hay que decir es que mi preferencia a la hora de usar el oscilador para esta tarea es el Oscilador McClellan de Volumen y no el Oscilador McClellan de valores.
• La técnica es tan sencilla que salta a la vista: cuando el Oscilador McClellan de Volumen corta a la baja el cero (siempre que estemos en tendencia alcista, claro) procederemos a ajustar los stops.
• Se aprecia claramente cómo en los últimos tiempos el Oscilador McClellan de Volumen ha sido mucho más efectivo para esta tarea que el Oscilador normal. Ha dado al menos tres señales mejores.

¿Sería una señal para salirse del mercado? En mi tipo de operativa, no, pero también eso es muy subjetivo. Yo soy más de ajustar stops hasta que me los barran, bien porque me he equivocado en el emplazamiento (cosa que sigue ocurriendo de cuando en cuando a pesar de los años), bien porque el mercado corrige hasta los niveles que yo considero incompatibles con mi permanencia en la posición.

De hecho, solo recuerdo en los últimos tiempos haber cerrado posiciones una vez. Fue el 1 de agosto de 2015 y, eso sí, las cerré todas. No era solo el Oscilador McClellan de Volumen el que avisaba, sino que había muchos más indicios de una gran caída. Lo que había era una pauta terminal y no precisamente de esas de las que hablan los que son capaces de contar Ondas de Elliott.

Ahora no se dan indicios de una gran caída, sino que ocurre más bien al contrario, pero nunca se sabe cuándo se van a complicar las cosas y muy a menudo no avisan tan claramente como en agosto del año pasado, así que no está de más ajustar los stops.

Si no hay recorte, estupendo, pero si lo hay y nuestros valores no resisten, el stop nos sacará del mercado y asistiremos tranquilos a la corrección, empleando el tiempo en buscar nuevos activos y no en lamentar no haber ajustado el stop.

¡¡Buen trading!!

NOTA DEL AUTOR. Todo lo expuesto en este artículo es fruto de mi análisis, que es el resultado de años de formación y trabajo. Si te ha gustado, me haces un gran favor si lo puntúas y lo compartes en las redes sociales (incluso cliqueando un “Me Gusta” en la nueva página que hemos creado en Facebook). San Google valora mucho estas cositas.

Recuerdo al lector de forma expresa que todo cuanto ha podido leer en este blog se publica con fines didácticos y no representa en absoluto una invitación a realizar operación alguna en el mercado, ni con acciones ni con ningún otro instrumento financiero. Si quieres profundizar en el estudio de los indicadores de amplitud, tanto en nuestro libro como en nuestro foro encontrarás las herramientas necesarias para hacerlo, incluso una tabla de Excel con todos los datos y cálculos necesarios. Si necesitas una primera aproximación, nuestra Guía Rápida del Sistema puede servirte como aproximación a lo que hacemos.